Poner en jaque a la miseria

Poner en jaque a la miseria es el tema que habíamos pensado para estas pocas horas de reflexión e intercambio. Jaque a la miseria. ¿Por qué este tema? ¿Es La Sorbona un recinto donde puedan tomarse de forma útil disposiciones de lucha contra la miseria? ¿Es un lugar donde pueda llevarse a cabo esta lucha? Aparentemente no. La Universidad y la miseria son, en principio, dos universos que no pueden encontrarse. La Universidad es en sí misma no la pieza para dar jaque a la miseria, sino un bastión contra la miseria. Al pie de sus paredes, las olas de esta lacra se ven obligadas a retroceder. La Universidad es absolutamente lo contrario de la miseria: seguridad y tranquilidad de espíritu, totalmente alejada de las ansiedades cotidianas del hombre, vuelta por completo hacia el descubrimiento de realidades duraderas que trascienden lo cotidiano. La Universidad es el puerto del pensamiento ordenado, lo contrario de la improvisación constante con que se teje la existencia en la pobreza extrema.

En la Universidad, la seguridad del saber y del prestigio que confiere permite las especulaciones intelectuales ambiciosas. Ningún hombre de espíritu sano se arriesga a tales especulaciones cuando está expuesto a la violencia de la miseria, de la expulsión, de la denegación de un empleo, del hambre, de la pérdida de sus hijos, ni cuando está expuesto a la humillación, al miedo y a la huida, a la imprevisibilidad de las ayudas, a la dependencia de la limosna pública o privada.

La Universidad es el hombre que domina las leyes de la naturaleza y las reglas de todas las creaciones del hombre. La miseria es el hombre dominado, el hombre oprimido por la naturaleza, la materia y los demás hombres. Es el hombre que no puede dominar nada en su cuerpo, en su pensamiento ni en su vida. El hombre de la Universidad está en las antípodas del hombre de la miseria. Cada cual es el mundo al revés para el otro. ¿Cómo podrían encontrarse?  (…)

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