«La humanidad parece hundirse en la historia como una persona ciega o muda que busca desesperadamente el camino. Es incapaz de pedir a nadie que le oriente. Como está sorda, no puede dejarse guiar por el sonido del viento y del mar.
Y, sin embargo, en determinados momentos de su devenir, desde lo más profundo de esta humanidad, y entremezclado con el dolor de la miseria, se alza el grito de un pueblo que sufre.
Probablemente exigen pan, pero sobre todo alzan la voz por un futuro en el algunas personas pongan en el centro la justicia.
Son estos hombres y mujeres quienes provocan los avances en la historia y hacen que se incline hacia la franternidad”.