Acceder a lo mejor de la humanidad

 

(…) Hemos emprendido una tarea extremadamente difícil: llevar el saber, lo mejor de la humanidad, a la calle, al alcance de los niños subproletarios. Lo más importante de todo, lo esencial: a saber, lo que los seres humanos han logrado construir, imaginar, inventar, partiendo de su existencia, de su experiencia, y que han consignado en los libros (…) Si sólo hubiéramos hecho eso, ya hubiéramos hecho bastante por el futuro de los subproletarios.

(…) La libertad no se mide en discusiones y demostraciones. La libertad se mide en largas y profundas meditaciones sobre lo que todos los hombres han conocido a lo largo de los tiempos, sobre lo que han imaginado e inventado de mejor y que han transmitido a las generaciones posteriores. Nosotros, los subproletarios, somos una generación que no ha tenido la oportunidad de recoger esta herencia. Por eso estamos indefensos, sin posibilidad de ser maestros de nuestras vidas, sin poder y sin palabra.

(…) No creo en la liberación de los hombres si los hombres no son los maestros de lo mejor de la humanidad. Y este mejor, nos guste o no, es la transmisión que los hombres han dejado en los libros, en los escritos, en las esculturas, en todas las huellas que dejan de sí mismos y que siguen expresando, a través de los siglos, la inmensa riqueza que son los hombres, el inmenso valor que son y que llevan consigo.

(…) Nuestra verdadera lucha es ésta, ésta es la que tenemos que librar. Alguien nos ha recordado que en un régimen socialista o en un régimen capitalista, la proporción de trabajadores que van a la universidad es más o menos la misma. Esto es una muestra de lo que siempre digo: que el mundo, sea cual sea, está en manos de la misma clase social y que los que están a la cabeza de un régimen, sea cual sea, son del mismo mundo, que está hecho por las mismas universidades y que da la misma educación de base.

Tenemos que librar una lucha que es la nuestra, y no podemos confiar en los demás. Podemos confiar en nosotros mismos en la medida en que dominamos nuestra inteligencia, nuestro razonamiento, nuestros proyectos y nuestras vidas. Somos los únicos artesanos de nuestras vidas, y no podemos esperar el milagro de un sistema que caiga de repente sobre nosotros y lo transforme todo. Por desgracia, esto nunca ha ocurrido. Si no luchamos por nuestra propia libertad, nunca tendremos libertad. Si no luchamos por los medios para conseguirla, no podremos tenerla.

Esta es una lección que se nos da esta noche y sobre la que debemos meditar: empezamos a liberarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean, y especialmente a nuestros hijos, cuando tenemos la inquietud de ayudarles a descubrir todas las riquezas profundas del mundo a través de los libros.

1 comentario Deje un comentario
  1. Muchas gracias por este texto que nos invita a la meditacion a cerca de como podemos en concreto comenzar personalmente el camino personal de la libertad y es algo en el creo profundamente y luchar por ella y ganarla personalmente es sumamente impresindible si queremos provocar la liberacion de las personas que nos rodean.

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