Pobreza y miseria

“La pobreza, la penuria material, la opresión infligida por el más fuerte, son difíciles de soportar. Pero lo que es realmente inaguantable es el desprecio, el que nos recuerden sin cesar que somos inferiores y completamente inútiles. Es intolerable ser tratado, incluso por los allegados, como un hombre sin dignidad. «Nos consideran como un cero a la izquierda… no somos perros para ser insultados así en el ayuntamiento…» Aquí está la diferencia entre pobreza y miseria. El hombre miserable se halla en una situación insoportable, considerado como un don nadie o algo peor, como un ser nefasto que no debería haber nacido jamás, siendo que, en su interior, en lo más profundo de sí mismo, sabe, sin embargo, que es un hombre. Reclamar la dignidad, soñar con ser alguien y verse en cambio rechazado incluso por quienes no son mucho más ricos, como el vecino, el tendero, el cartero… eso es la miseria. Y esto es lo que marca la frontera entre pobreza y exclusión”.

in Bienaventurados los pobres, Buena Prensa, Messico, 2009, pp. 25-26

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