Se escribe y se escucha que en Europa hay más de 10 millones de personas que viven en los confines de la pobreza extrema.
Detrás de esta cifra tú y yo vemos a millones de niños para quienes la escuela es para otros y no para ellos. Detrás de esta cifra vemos a jóvenes que serán parte del tercio de las personas en Europa que desde ahora y hasta el 2000 quedarán excluidas del mundo laboral. Detrás de esta cifra vemos a padres y a madres que tras 5 ó 20 años de desempleo ya no pueden emplear sus manos o su inteligencia. Detrás de esta cifra vemos a madres que dependen de comedores comunitarios para alimentar a sus hijos y a miles de niños que cada año son separados de sus familias a causa de la pobreza extrema. Finalmente, detrás de esta cifra tenemos 3 millones de familias en Europa condenadas a errar por falta de vivienda, expulsadas al callejón sin salida de la pobreza extrema.
No quieres esta Europa de injusticia, hambre y sufrimiento. Quieres una Europa donde se respeten los Derechos Humanos, la justicia, la libertad y la solidaridad. Antes estábamos más bien solos en esta búsqueda, pero hoy ese no es el caso.
Por todos lados vemos personas como el Papa, Pérez de Cuéllar y Lech Walesa alzar la voz para decir “no” a la pobreza extrema.
Se nos unen para recordarle a aquellos que tienen el poder científico, el poder político y el poder económico que cuando de pobreza extrema se trata, no hay lugar para la improvisación. Que los Derechos Humanos son parte de un todo y que no se acaba con la pobreza extrema con el mero hecho de afirmar principios; con tan solo afirmar el derecho a la formación, al acceso universal al trabajo, a la vivienda y a la seguridad. Erradicar la pobreza extrema implica poner en marcha políticas públicas que permitan a todos ejercer efectivamente sus derechos.
Un ministro me dijo recientemente: “Mi acción política se basa en una pregunta que me parece fundamental: ¿eso que digo, hago y propongo está al servicio de los más pobres de mi país?
Amigos, les dejo a cada uno de ustedes estas preguntas: ¿quiero realmente construir una Europa para todos? ¿Eso que hago, digo y propongo da pie a la creación de una Europa donde los más pobres estarán finalmente liberados? ¿Da lugar a la construcción de una Europa donde se respeten los Derechos Humanos?